La cata de quesos no es solo un momento para disfrutar del sabor; es una experiencia en la que los cinco sentidos se convierten en protagonistas. En Gazta-Teka Larraitz creemos que cada bocado cuenta una historia, y para entenderla, es importante abrirnos a percibirla con atención y curiosidad. Con una mirada sencilla y cercana, queremos invitarte a descubrir cómo explorar los quesos a través de tus sentidos y cómo las diferencias en la leche, curación y región pueden transformar esa experiencia.
El Poder de los Sentidos en la Cata de Quesos
Catar un queso es como emprender un pequeño viaje sensorial. Es dejarse llevar por las texturas, aromas, sabores y recuerdos que evoca. Para disfrutar plenamente, presta atención a estos cinco sentidos:
Vista: Lo que nos dice el aspecto del queso
El primer contacto siempre es visual. Observar un queso nos da pistas sobre su tipo y proceso de elaboración:
- Color:
- Los quesos frescos suelen ser blancos o marfil.
- Los curados tienden a colores más intensos, como amarillos o anaranjados.
- Los quesos azules presentan vetas características que indican la presencia de mohos.
- Corteza:
- Puede ser lisa, rugosa, florida (como el Brie) o incluso cubierta de ceniza.
Sencillo consejo: Dedica unos segundos a observar el queso antes de probarlo. Pregúntate: ¿Qué textura parece tener? ¿Cómo se ve su interior?
Tacto: Texturas que cuentan historias
El tacto te ayuda a entender más sobre el queso:- Quesos frescos: Suaves, húmedos y cremosos al tacto.
- Semicurados: Más firmes, pero aún fáciles de cortar.
- Curados: Texturas granuladas, duras y compactas.
Olfato: Aromas que despiertan emociones
El aroma es una de las partes más mágicas de una cata, ya que conecta directamente con nuestros recuerdos. Cada queso tiene su propio bouquet:
- Leche de vaca: Aromas lácteos y suaves.
- Leche de cabra: Notas frescas, herbáceas o ligeramente ácidas.
- Leche de oveja: Olor más intenso y mantecoso, con un toque dulce.
Sencillo consejo: Lleva el queso a la nariz antes de probarlo. Respira profundamente y trata de identificar los aromas. ¿Es dulce, ácido, terroso o salado?
Gusto: Sabores que hablan de su origen
El momento de probar un queso es donde todos los sentidos se encuentran. Sabores básicos a tener en cuenta:
- Quesos frescos: Suaves, ligeramente ácidos o lácteos.
- Quesos curados: Intensos, salados, con notas de frutos secos o caramelo.
- Quesos azules: Potentes, con un toque picante o salado.
Sencillo consejo: Mastica despacio y deja que el sabor se desarrolle en la boca. Intenta distinguir los matices y cómo evolucionan con el tiempo.
Oído: El sonido de la experiencia
Aunque menos evidente, el oído también juega un papel: el crujir de un queso curado al partirlo o el sonido de una corteza firme puede añadir una dimensión sensorial.
Sencillo consejo: Presta atención al sonido al cortar o morder el queso; cada textura puede tener su propio “lenguaje”.
Diferencias Sensibles Según el Tipo de Queso
La leche, la curación y la región aportan singularidad a cada queso:
- Por tipo de leche:
- Vaca: Suavidad y equilibrio.
- Cabra: Frescura y acidez.
- Oveja: Intensidad y dulzura.
- Por curación:
- Frescos: Cremosos y ligeros.
- Curados: Sabores concentrados y complejos.
- Por región:
- País Vasco: Ahumados y salados, como el Idiazábal.
- Italia: Intensos y maduros, como el Parmigiano Reggiano.
- Francia: Cremosos y aromáticos, como el Brie.
Consejos para una Cata en Casa
- Orden de Cata: Siempre de sabores suaves a intensos para no saturar el paladar.
- Acompañamientos: Usa panes neutros, frutas frescas o dulces para limpiar el paladar entre quesos.
Temperatura: Deja que los quesos alcancen la temperatura ambiente antes de degustarlos.